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La otra “sociedad de la nieve”: la expedición Donner

22 marzo 2024

Corría el año 1841 y una fuerte corriente expansionista comenzó a desarrollarse por los Estados Unidos. Una corriente que se vio acentuada por la aparición de la doctrina del Destino Manifiesto (1845), que proclamaba la necesidad de expandirse por el territorio norteamericano. Y tal como escribía John L. O’Sullivan, en 1845, en la revista Democratic Review de Nueva York, “el cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino”

Ya tiempo antes de esta proclama, fueron los comerciantes de pieles, misioneros o expediciones militares quienes, a partir de 1820, empezaron a adentrarse más allá del rio Misuri. En 1830, algunos grupos de civiles se aventuraban por aquellas desconocidas tierras. Fue entonces cuando empezaron a crease una de las rutas más famosa e histórica como fue el Camino de Oregón (Oregon Trail).

Pero no fue hasta 1841 cuando comenzaron a recorrer la pista o ruta grupos y caravanas organizadas con cientos de colonos, ganaderos, agricultores, mineros y hombres de negocios que emigraban hacia el Pacífico Noroeste y California, cruzando el país recorriendo unos 3200 km. Viajaron a lo largo de las rutas en caravanas, carretas, carros, reatas, a caballo, a pie, en balsa y en barco, para establecer nuevas granjas, vida y empresas en el Territorio de Oregón.

La gran parte de los pioneros partían entre abril y junio, tan pronto como la hierba crecía lo suficiente para mantener a los animales y los caminos secos. Para hacer frente a las constantes necesidades de agua, pasto y leña para las fogatas, la ruta seguía varios ríos y arroyos a lo largo de la mitad del continente. Además, la red de caminos requirió un mínimo de obras viales para ser transitable por los carromatos.

El viaje duraba unos cinco o seis meses y cruzaba más de la mitad del continente. Partiendo de Misuri, las caravanas cruzaban las tierras de lo que más tarde serán cinco estados de los EE. UU.: Kansas, Nebraska, Wyoming, Idaho y Oregón.

Una de estas expediciones fue la Expedición Donner. Era el año 1846 y un grupo de colonizadores buscaban nuevas tierras en las que asentarse. Partieron desde Springfield en Illinois, y la idea era llegar a la llamada Alta California.

Eran tiempos de expansión a nuevos territorios y muchos colonizadores buscaban la tierra prometida en territorio americano sin reparar en las dificultades que podrían encontrarse por el camino, y buscando atajos que les supusiera menos tiempo de viaje.

Y uno de esos atajos fue el que tomó esta Expedición Donner. Concretamente el atajo Hastings. Un atajo que pasaba por las montañas de Sierra Nevada y que hacia la ruta más corta y rápida. La ruta no era muy conocida y había poca información sobre ella.

Una serie de circunstancias hicieron que la Expedición Donner retrasara su paso por Sierra Nevada. Si solo hubieran llegado a este paso unos días antes, hubieran logrado cruzar las montañas y llegar a California. El problema fue que solo por unos días las intensas nevadas habían empezado y se quedaron bloqueados.

El camino se congeló por lo que era imposible que los carromatos pudieran pasar y tuvieron que quedarse en una zona llamada el lago de Truckee y aguantar el invierno que se les había echado encima. Montaron tiendas de campañas y cabañas improvisadas con troncos y ramas que había por la zona. Gran parte de los suministros y ganado se habían perdido en el camino, por lo que no tardaron mucho en notar los efectos del hambre.

La caravana estaba formada por ochenta personas, de las que más de la mitad no tenía siquiera la mayoría de la edad y muchos eran bebés.

La expedición quedó atrapada en noviembre de 1846 y un mes después la situación era desesperada. En diciembre ya no les quedaba nada de comer y empezaron a tomar medidas extremas. Mataron y comieron los caballos que les había quedado. Otra fuente de alimento fueron los ratones que encontraban en las cochambrosas cabañas, o incluso los perros que llevaban.

Muchos miembros de la expedición Donner empezaron a morir de desnutrición. La idea del canibalismo llegó cuando se planteó la idea de comer los cuerpos enterrados en la nieve. No todos los miembros de la expedición, y se calcula que solo la mitad de los sobrevivientes, recurrieron al canibalismo.

A mediados de diciembre, y antes la desesperada situación, quince miembros de la expedición decidieron intentar cruzar la montaña a pie. Su idea era llegar a la civilización y pedir ayuda para volver con un equipo de rescate. Después de unos días de marcha estaban extenuados y al borde del colapso por el hambre y el frío. Fue en ese momento cuando se propusieron que uno muriera para alimentar a los demás y así sobrevivir.

Esta situación no llegó a darse ya que algunos miembros del grupo murieron por las duras condiciones, y el resto cocino y comió la carne de los que habían fallecido. Con ello tuvieron fuerzas suficientes para llegar a un rancho en California y pedir ayudad. De los quince colonos que iniciaron este viaje a pie sólo siete llegaron.

Se tardaron dos meses en llegar donde estaba la Expedición Donner y su primer encuentro fue en febrero de 1847. Se necesitaron varias expediciones para poder rescatar a todo el grupo, y el último rescate fue en abril.

De las 80 personas que formaban la expedición Donner, sólo sobrevivieron 34. Se desconoce el número exacto de personas que fueron canibalizadas, tanto en la expedición a pie como en el campamento que quedó atrapado en la nieve. Quizás alguien que nos puede dar una idea muy exacta de lo que allí ocurrió es el colono Lewis Keseberg, miembro de la expedición, que estaba con su mujer y su hija. Pero de esto, hablaremos en otra ocasión.


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